El caso de Amavisca ilustra perfectamente el como un futbolista puede realizar una campaña por encima de sus posibilidades durante un año, para desaparecer por completo en las siguientes. No es que el santanderino terminase sus días jugando en el patio de un colegio, pero quienes le recuerden en aquella temporada en la que Jorge Valdano recuperó el honor de todo el madridismo con un 5-0 frente al Barcelona, y ganando la liga española con un exquisito juego, sabrán a lo que me refiero.
Y es que José Emilio Amavisca fue una especie de cenicienta al que se le sumó aquel ave fénix renacido que fue Iván Zamorano. En esa mágica temporada, los dos fueron claves para la consecución del título, sensación que Amavisca jamás volvió a tener.
En la temporada 1994-95 fue cuando llegó su gran oportunidad, y fue fichado por el Real Madrid. Pese a esto, la intención del equipo blanco era cederle para que se fuera formando y evaluar su posible incorporación en siguientes años, pero su buen rendimiento en la pretemporada convenció a Jorge Valdano y decidió que formara parte de la plantilla. No se equivocó el argentino, ese año marcó diez goles, formó una pareja letal en ataque con el chileno Ivan Zamorano y fue uno de los jugadores clave en la conquista del título de liga.
Las temporadas siguientes jugó con regularidad en el Real Madrid aunque nunca sin desplegar el arsenal de juego que tuvo en su primer año en Chamartín, así que después de progresivamente ir perdiendo minutos en el once titular, en la temporada 1999-00 forzó su marcha al Racing de Santander.
No lo hizo mal en el regreso a su tierra, y eso le permitió seguir disfrutando de su pasión en el Deportivo de La Coruña y en el Español, siendo este último el club en el que decidió retirarse en el año 2005.
Fuente: Wikipedia.