El caso de Amavisca ilustra perfectamente el como un futbolista puede realizar una campaña por encima de sus posibilidades durante un año, para desaparecer por completo en las siguientes. No es que el santanderino terminase sus días jugando en el patio de un colegio, pero quienes le recuerden en aquella temporada en la que Jorge Valdano recuperó el honor de todo el madridismo con un 5-0 frente al Barcelona, y ganando la liga española con un exquisito juego, sabrán a lo que me refiero.
Y es que José Emilio Amavisca fue una especie de cenicienta al que se le sumó aquel ave fénix renacido que fue Iván Zamorano. En esa mágica temporada, los dos fueron claves para la consecución del título, sensación que Amavisca jamás volvió a tener.