domingo, 1 de noviembre de 2015

Salman Rushdie: Los Versos Satánicos


Como bien saben Dan Brown o Mel Gibson, no hay nada mejor que una polémica de tintes religiosos para promocionar un libro o una película. Ahora bien, quizás Salman Rushdie hubiera preferido permanecer en el anonimato durante el resto de su carrera literaria a tener que vivir en una jaula de oro.

Corría el final de la década de los ochenta cuando el escritor hindú publicó la que sería su cuarta novela, “Los Versos Satánicos”, en la que mediante la fábula de dos actores que simbolizan al Arcángel Gabriel y a Satanás, reinterpreta ciertos pasajes del Corán de un modo que resultó altamente ofensivo para el mundo islámico, y que culminó con la explícita condena a muerte a cargo del Ayatolá Ruhollah Jomeiní, líder religioso de Irán, a todos aquellos que estuvieran vinculados con la publicación del libro. A día de hoy, dicha sentencia continúa vigente.

Ahmed Salman Rushdie nació en Bombay el 19 de junio de 1947, tan sólo unos meses antes de que la India lograra la independencia de Reino Unido. Pese a ello, siempre tuvo una educación muy influida por el mundo anglosajón ya que su propio padre había realizado sus estudios en las islas.

A los catorce años, y aprovechando el estatus acomodado de su familia, es enviado a continuar sus estudios a Inglaterra. Allí, en 1968 alcanza el título de maestro en historia en el prestigioso King's College. No obstante tuvo que pasar una penitencia como estudiante al sufrir el acoso de compañeros por su origen étnico y sus nulas dotes como deportista.

Todo su devenir académico lo focalizó en estudiar la religión y la historia musulmana, motivo por el que adquirió una serie de conocimientos con los que poder articular una sólida opinión acerca de las circunstancias de su país de origen.

Siempre manteniendo esas raíces en toda su obra, en 1975 inicia su carrera como escritor con un relato de ciencia ficción llamado “Grimus” que pese a tener ciertos elementos interesantes del realísmo mágico (que potenciaría en posteriores escritos) pasó desapercibido. En cambio el reconocimiento llegaría años después con su novela “Hijos de la Medianoche”, considerada hasta la fecha su mejor novela y que le otorgó grandes elogios así como numerosos premios en el mundo literario internacional.

Los siguientes años transcurrieron con la publicación del relato corto “Venganza” (sobre la inestabilidad política en Pakistán) y el libro de viajes “La sonrisa del Jaguar” (centrado en su recorrido por Nicaragua).


Y llegó el año 1988 con “Los Versos Satánicos”, novela que tristemente para él, le otorgaría fama mundial. Inmediatamente después de su puesta a la venta, fue prohibida en todos los países del mundo islámico (India, Pakistán, Arabia Saudita, Egipto, Somalía, Bangladesh, Sudán, Malasia, Indonesia, Qatar e incluso Sudáfrica), amén de generar continuas y encendidas protestas que le pusieron de un modo inevitable en el punto de mira de los seguidores de Alá.

Dicha espiral de locura tuvo su punto álgido cuando el 14 de febrero de 1989 el Ayatolá Ruhollah Jomeiní leyó un edicto religioso (fatwa) en Radio Teherán instando a la ejecución de Salman Rushdie por blasfemia contra el Islam y por apostasía (el abandono de la fe islámica), delito este castigado con la muerte según la tradición. Dicha sentencia fue potenciada más adelante con recompensas de varios millones de dólares por la muerte del escritor.

Durante los meses siguientes el mundo árabe vivió un descontrol en forma de manifestaciones frente a embajadas, quemas de libros, disturbios e incluso atentados contra aquellos que estaban vinculados en la edición de la novela. Rushdie a partir de entonces se vio obligado a abandonar la vida pública y a vivir bajo una continua protección al amparo del gobierno británico, el cual le concedió la nacionalidad y en 2007 le nombró “Sir”.

Con posterioridad prosiguió su carrera literaria aunque desde un perfil mucho más discreto del que le otorgó “Los Versos Satánicos” y actualmente, pese a que Irán acordó con Reino Unido que ya no buscaba la ejecución de la fatwa, muchos grupos fundamentalistas la consideran en vigor y continúan clamando por la muerte del novelista.


Fuente: Wikipedia.