El que ha sido el último Papa italiano en ostentar el cargo, tuvo un pontificado más que breve. Treinta y tres días después de ser nombrado máximo responsable de la Iglesia Católica murió de un infarto, y todo su ideario de reformas y modernización nunca pudo llevarse a cabo.
A día de hoy, la teoría de la conspiración sigue latiendo entre los que creen que hubo algo más que un fallecimiento por causas naturales. Las finanzas vaticanas con todo su oscurantismo y opacidad pudo estar detrás de todo ello. Precisamente la película “El Padrino III” refleja a la perfección esta hipótesis del asesinato del que pudo ser una de las grandes figuras del siglo pasado.
Albino Luciani nació en una pequeña localidad italiana llamada Canale d'Agordo (Belluno) el 17 de octubre de 1912. Era el mayor de cuatro hermanos dentro de una familia que pasó muchas penurias durante la difícil época de la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando al fallecer su madre encontró consuelo en el predicamento de un fraile capuchino, momento en el que según reconoció con posterioridad, nació su vocación sacerdotal.
Con tan sólo 11 años entra en el seminario menor de Feltre para iniciar por propia voluntad su carrera apostólica. En 1935, y tras haberse ordenado unos meses antes, es nombrado párroco de su ciudad natal. No obstante estuvo poco tiempo en el cargo, ya que fue transferido como profesor del Instituto Técnico de Mineros de Agordo, y un par de años después asumió el vicerrectorado del Seminario Gregoriano de Belluno.
En 1947 se gradúa doctor en Sagrada Teología y a lo largo de los años siguientes va ascendiendo escalones en el organigrama eclesiástico, hasta que en 1958 fue nombrado obispo de la diócesis de Vittorio-Veneto por el Papa Juan XXIII.
Tras el fallecimiento de Pablo VI, es nombrado Papa en 1978, en lo que fue el cónclave más corto del siglo XX. Escogió como nombre Juan Pablo I, para honrar a sus predecesores en la silla de San Pedro. Además eligió como lema de su papado la expresión latina Humilitas (humildad), lo que se reflejó en su polémico rechazo de la coronación y de la tiara papal en la ceremonia de entronización, en contra de lo prescrito por la Constitución Apostólica de Pablo VI.
Pero todo este posicionamiento de intenciones que tenía esperanzado al mundo se derrumbó cuando la mañana del 28 de septiembre de 1978, treinta y tres días después de su nombramiento, Albino es encontrado muerto en su cama tras sufrir un infarto. Fue el mandato más breve de un Papa en casi cuatro siglos.
Su fallecimiento siempre estuvo acompañado de polémica, principalmente por la idea que tenía el pontífice de clarificar las cuentas de la Banca Vaticana y por el asesinato ese mismo año del Primer Ministro italiano, Aldo Moro. De cualquier manera, su cadaver nunca fue sometido a una autopsia por deseo expreso de la familia, y con el paso del tiempo se han ido desvelando ciertos detalles que han cimentado aún más si cabe, dicha teoría.
Nunca sabremos si durante la regencia de Juan Pablo I hubiera cambiado radicalmente la organización y algunos de los más anquilosados conceptos de la Iglesia Católica, aunque esperemos que no sea una excepción histórica y en el futuro alguien tome su testigo.
Fuente: Wikipedia.