El imaginario de los Juegos Olímpicos es muy dado a ofrecer héroes del perfil de Bob Beamon: personas anónimas que sin previsión alguna, logran traspasar los límites conocidos hasta entonces y se convierten en leyendas del panteón olímpico.
En el caso del atleta neoyorquino consiguió un registro que perduraría durante más de 20 años y fue conocido entonces como “el salto del siglo”. La cultura norteamerica, tan proclive a crear este tipo de personajes, no tardó en convertir dicho récord en un mito instantáneo, tanto por las circunstancias del propio Beamon, como por la forma de lograrlo.
Robert Beamon nació en Nueva York en 1946. Creció con su abuela y pese a que esta le dijo que su madre había muerto de tuberculosis, en realidad este traslado vino dado por los maltratos físicos que su padre sometía continuamente a su familia, y que culminaron con una amenaza directa de muerte sobre el pequeño de los Beamon.
Ya en la adolescencia y mientras pasaba el tiempo corriendo en el instituto del barrio de South Jamaica, fue descubierto por un importante cazatalentos del deporte, Larry Ellis. A partir de entonces se centró en su carrera de saltador, gracias a la cual fue becado para ir a la Universidad de El Paso. Su estancia allí transcurrió entre su rápida clasificación para los Juegos Olímpicos de 1968, y su expulsión por negarse a competir contra la Universidad de Brigham alegando motivos raciales.
Lo que pasó en Méjico forma ya parte de la historia. Con un salto de 8,90 superó en 55 cms. la marca anterior, hecho este totalmente asombroso ya que los récord anteriores en esta especialidad se habían mejorado como mucho en 15 cms. siendo 6 la media. Todavía es mucho más destacable el que la mejor marca de Beamon hasta entonces era 8,33 y que con posterioridad no pasó de 8,22.
Siempre hubo dudas de que la altura bajo la que se disputaron aquellos Juegos Olímpicos influyera notáblemente en aquel salto, aunque lo que es irrefutable es que el norteamericano fue el único que alcanzo tal estratosférica marca.
Dicho récord perduró casi 23 años, hasta que otro norteamericano one-hit wonder, Mike Powell, superó en 5 cm. el registro anterior. Este también fue un acontecimiento de dimensión global, aunque por las circunstancias explicadas anteriormente, ni de lejos se acercó a la repercusión y el simbolismo que supuso Bob Beamon.
Fuente: Wikipedia.
Fuente: Wikipedia.