“Dios sea testigo de que los yanquis no van a poder conmigo. Voy a sobrevivir a todo esto, y cuando termine todo no volveré a pasar hambre otra vez. Ni yo ni ninguno de los míos, aunque tenga que robar o matar. ¡Dios sea testigo de que nunca más voy a pasar hambre!”.
Probablemente sean muy pocos los que no hayan oído alguna vez este famoso juramento perteneciente a la novela Lo que el viento se llevó. Su autora, Margaret Mitchell ha pasado a la historia no sólo por dejarnos para la posteridad inmortales personajes como Escarlata O'Hara o Rhett Buttler, sino también por ser la pionera del actual fenómeno de literatura de masas (por fortuna para unos, por desgracia para otros).
Pero a diferencia de Michael Crichton, J. K. Rowling o Dan Brown, Mitchell no pudo prolongar su lucrativa carrera literaria puesto que en 1949 falleció al ser atropellada por un taxi mientras paseaba con su marido, hecho que conmocionó en su momento a toda la sociedad americana. No obstante (y a diferencia de J. Kennedy Toole), vivió lo suficiente para constatar el triunfo de su obra: 8 millones de ejemplares vendidos, traducida a más de 30 idiomas, premio Pullitzer y exitosa versión cinematográfica.
Nacida en Atlanta en 1900, el padre de Margaret fue un notable abogado que influyó de manera determinante en lo que sería su futura pasión por el estudio de la Guerra de Secesión, ya que era el presidente de la Sociedad de Historia de su ciudad natal.
Después de empezar la carrera de medicina, la muerte de su madre cambió el rumbo de su vida al llevarla de nuevo al hogar junto a su padre y su hermano. Tras un período de ociosidad, se dedicó al periodismo y en 1925 se casó con John R. March, director de publicidad de una compañía eléctrica.
En 1926 sufrió un accidente en un pie por lo que estuvo obligada a guardar reposo durante una temporada; fue entonces cuando empezó la novela que la consagraría como nunca se habría imaginado. El libro fue redactado de manera caótica y desordenada. La autora acumulaba episodios y más episodios; cada día llegaban a sus manos nuevos documentos cuyo contenido era incorporado a la narración. Iba desarrollando el carácter de sus héroes y vivía sus vidas. Pero un tiempo después, ya con su tobillo sanado y la mayor parte del voluminoso libro escrito, Mitchell perdió interés en él.
Años más tarde, en 1935, el editor Harold Macmillan Latham visitó la ciudad de Atlanta buscando nuevos escritores prometedores y entró en contacto con Mitchell gracias a una amiga suya que había trabajado para él. Encantado con Margaret, el editor le pidió que le hiciera llegar a él cualquier cosa que escribiera; y aunque al principio no pensó en entregarle su manuscrito, finalmente lo hizo después de escuchar el comentario burlón de un amigo ante la posibilidad de que ella publicara un libro. Casi al momento de enviar su relato se arrepintió y le pidió por telegrama al editor que le devolviera el escrito, pero ya era demasiado tarde, puesto que a los pocos capítulos leídos ya estuvo convencido de su éxito. No tardó en mandarle un cheque como anticipo del pago por los derechos de autor bajo el compromiso de completar y pulir la obra. Mitchell terminó la novela en marzo de 1936 y fue publicada en junio de ese mismo año.
El éxito de la novela fue total; antes de su publicación cincuenta mil estadounidenses ya habían reservado sus ejemplares, y las ventas se dispararon cuando el libro salió a la calle. Para navidad ya se habían vendido un millón de copias. El libro permaneció 21 semanas en la primera posición de la Book Review del The New York Times. Y en 1937 ganó el prestigioso Premio Pulitzer.
Incluso antes de ser publicada la primera edición, en mayo de 1936, el productor de cine David O. Selznick decidió comprar por 50.000 dólares los derechos para hacer una película basada en la novela (una cifra de dinero récord para la época).
La película fue estrenada en octubre de 1939 y tuvo un éxito arrollador tanto de crítica como de público; con el paso de los años se ha consagrado como uno de los grandes clásicos y a día de hoy se puede decir que es la que más espectadores ha tenido en la historia del cine. Gracias a ello la novela se convirtió en un clásico de las letras, y la pareja formada por Rhett Butler y Escarlata O’Hara en una de las grandes parejas románticas de la literatura universal.
Margaret Mitchell contaba cuarenta y nueve años cuando fue atropellada por un taxi al atravesar con su marido una calle de Atlanta; después de cinco días de agonía, dejaba de este mundo para convertirse en leyenda.
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Fuentes: Wikipedia y Biografías y Vidas.