jueves, 3 de marzo de 2016

Marco Pantani: Tour y Giro 1998


Podríamos decir que Indurain fue el ciclista que sentó las bases de lo que sería el futuro en ese deporte: contrarrelojista, buen bajador y capaz de defenderse en los puertos. Lo que para muchos supuso el adormecimiento de la esencia de esta especialidad, se confirmó años más tarde con la aparición del norteamericano Lance Armstrong, quien al igual que el navarro, aglutinaba todas estas características de lo que iba a ser el prototipo de corredor del siglo XXI.

Entre ambos mitos de la bicicleta surgió una figura inesperada, un italiano de la vieja escuela que flaqueaba en el llano, pero que cuando llegaba la montaña se convertía en una auténtico chacal que no dudaba en atacar hasta terminar con sus rivales desfallecidos. Ese personaje fue Marco Pantani, y durante su reinado volvió a rescatar la épica del ciclismo como deporte imprevisible y de impulsos, muy alejado de estrategias de equipo que a la larga han terminado por erosionar la paciencia de los aficionados

Precisamente cuando todo apuntaba a que “El Pirata” terminaría marcando una época, durante el Giro de 1999 fue súbitamente destronado por lo que a día de hoy se ha convertido en algo poco sorpresivo para la inmensa mayoría: una acusación de doping. A pesar de que siempre negó tal extremo, eso supuso un punto de inflexión que terminó con su carrera y acabó sumiéndole en una profunda depresión. En 2004 y en circunstancias poco claras, apareció muerto en la habitación de un hotel en Italia.

Marco Pantani nació un 13 de enero de 1970 en Cesena, en el seno de una humilde familia del norte de Italia. Rápidamente sus padres, Fernando y Tonina, descubrieron en su vástago cualidades innatas en el arte del pedaleo, por lo que les costó poco decidirse para apuntar a Marco en un club de ciclismo amateur cerca de su localidad.

No tardó en despuntar y en 1992 ganó el Girobio, la prueba menor del Giro para ciclistas no profesionales. Un año después dio el salto definitivo y esta vez en la competición reina, para en 1994 en lo que sería su segunda participación, apuntarse dos etapas y terminar segundo en la clasificación general. Su peculiar y agresiva manera de correr junto con su innegable carisma le granjeó las simpatías de miles de aficionados que cariñosamente lo bautizaron como “El Pirata”.

Tras alcanzar ese mismo año el podio en el Tour de Francia y despegar lo que parecía de un modo definitivo la carrera de Pantani, en 1996 sufrió un atropelló mientras disputaba la Milán-Turín que casi acaba súbitamente con su futuro deportivo al producirse múltiples fracturas en una de sus piernas.

No tuvo más remedio que pasar ese año en blanco y tras un duro proceso de recuperación, reapareció al siguiente demostrando que lo suyo era una apuesta segura. Volvió a quedar tercero en la ronda gala, amén de los ya esperados recitales en las etapas de montaña que remachó con dos victorias. No se detuvo ahí, y en 1998 vino su glorificación: doblete de Giro y Tour para un corredor que parecía estar dispuesto a marcar una época.

Pero todo se vino abajo en la temporada siguiente cuando mientras estaba disputando y liderando la gran prueba italiana, fue descalificado por unos altos niveles de hematocrito en su sangre, lo cual sugería un caso de dopaje por EPO. Este hecho no pudo demostrarse, y el ciclista italiano lo negó siempre, aunque lo que es evidente es que esta circunstancia marcó un antes y un después en su trayectoria.

Sin una retirada oficial, sólo pudo sumar un par de victorias más en el Tour del 2000 en lo que sería su epitafio como ciclista profesional. Cuatro años más tarde aparecería muerto en un hotel de la costera localidad italiana de Rimini. El cuadro depresivo en el que se encontraba sumido provocó el que muchos apuntaran la posibilidad de un suicidio, aunque la versión oficial concluyó como causa del fallecimiento un edema pulmonar y cerebral provocado por una sobredosis de cocaína.


Fuente: Wikipedia.